miércoles, 12 de junio de 2019

Estructuras Disipativas: Orden y Caos



Ilya Prigogine
Ilya Prigogine fue un físico, químico, sistémico y catedrático universitario de origen ruso, nacionalizado belga. En el año 1977 fue galardonado con el Premio Nobel de Química por sus investigaciones que lo llevaron a crear el concepto, en 1967, de Estructuras Disipativas.

En su obra "¿Tan Sólo una Ilusión?", Prigogine define las estructuras disipativas: "... la formación de «estructuras disipativas» en condiciones muy alejadas del equilibrio, y en el que la estructura surge a partir del caos térmico, del azar molecular... cuando nos apartamos mucho de las condiciones de no equilibrio, se originan nuevos estados en la materia. Llamo a estos casos «estructuras disipativas», porque presentan estructura y coherencia, y su mantenimiento implica una disipación de energía ."

entre sus enunciados más celebres están:

“Las estructuras disipativas son islas de orden en un océano de desorden”.

"El caos está en el origen de la vida y de la inteligencia".


Ahora bien la palabra “estructura disipativa” contiene una contradicción formal: la de algo que permanece junto a algo que cambia o se transforma. Los científicos mecanicistas ya conocían este fenómeno de convivencia entre estructura y cambio, dado que es algo que todos podemos observar en la vida corriente; por ejemplo, el crecimiento de un humano tiene algo que se modifica y que se solapa junto con algo que permanece. Newton abordó este mismo problema en relación con la viscosidad y la fricción, considerándolo como un obstáculo para sus investigaciones de mecánica clásica. Ludwig von Bertalanffy llamó “sistemas abiertos” a este estado de la materia que más adelante recibiría el nombre de “estructura disipativa” propuesto por Prigogine.

Para comprender mejor la naturaleza de este estado de la materia es conveniente entender el concepto de “equilibrio” y “orden”. El orden absoluto en un sistema vivo es la muerte, lo que significa que todos los seres vivos nos movemos alrededor de un equilibrio compatible con la vida. Sin embargo, existen sistemas que se encuentran muy alejados de ese equilibrio o estabilidad ideal; por ejemplo, el estado de salud de una persona es un equilibrio inestable del que es posible predecir -siguiendo las leyes de la entropía- que está destinado a desordenarse alrededor de lo que llamamos enfermedad, envejecimiento y posterior muerte, mientras que la enfermedad es un estado que se encuentra alejado del equilibrio, aunque en muchas ocasiones es posible hallar en ella aspectos ordenados, como sucede en las enfermedades crónicas. Es decir, los sistemas vivos tienden hacia el desorden (ganancia de entropía) pero pueden instalarse lejos del equilibrio y desde allí construir islas de orden.

Las leyes que rigen en estos puntos alejados del equilibrio son bastante distintas a las que operan en estados cercanos al equilibrio. Se trata de leyes misteriosas que no pueden ser formuladas en términos de matemática lineal. Fué precisamente Prigogine quien desveló el misterio de aquello que sucedía lejos del equilibrio:

  • Lo que sucede lejos del equilibrio es que el sistema se organiza -estabiliza- produciendo una serie de fenómenos que conocemos gracias a las matemáticas no lineales o, dicho de una forma más gráfica, a través de las leyes del caos.
  • Cerca del equilibrio encontramos fenómenos repetitivos y leyes universales, pero, a medida que nos alejamos de él, nos desplazamos de lo universal a lo único, hacia la riqueza y la novedad. Esta es, sin duda, una de las características bien conocidas de la vida.
  • Otro de los fenómenos interesantes de la teoría de Prigogine es la existencia de bifurcaciones, es decir, la “elección” de un camino que no puede ser pronosticado y que, en términos generales, termina en transformación o colapso del sistema.


Las características de las estructuras disipativas son las siguientes:

  • Autoorganización: la emergencia espontánea de orden.
  • Irreversibilidad: el sistema, una vez tomada una bifurcación, no puede retroceder más que hasta el último punto en que se bifurcó.
  • Impredectibilidad: el sistema es incierto y no puede predecirse hacia dónde evolucionará.
  • Dependencia de pequeños cambios en los puntos de bifurcación.
  • Dependencia de las condiciones iniciales: el sistema guarda una “memoria” de los movimientos de bifurcaciones anteriores, lo que significa que siendo como es incierto las probabilidades de que se elija una bifurcación u otra puede ser descrito en términos de probabilidades: el caos no es azar, sino un pseudoazar.


Si observamos bien las características que definen las estructuras disipativas son perfectamente aplicables a lo que entendemos como conciencia: un estado de la materia donde rigen leyes lineales y no-lineales, determinismo e indeterminismo, en una especie de cocktail que mezcla procesos ordenados y predecibles con otros caóticos e impredecibles.

Origen de la Autopoiesis

Humberto Mutarama

El concepto autopoiesis surge de una pregunta que se hizo el biólogo chileno Humberto Mutarama y al no hallarle una respuesta que le satisficiera se propuso él darle respuesta. Esa pregunta es:

¿Qué es la vida?

La pregunta es tan antigua que parece extraño que alguien contemporáneo haya podido dar una respuesta tan radicalmente innovadora como para influenciar áreas del conocimiento tan dispares como la neurociencia, la sociología, la computación, la literatura y la filosofía.

Ese hombre es el biólogo chileno Humberto Maturana y su teoría, desarrollada hace casi 50 años en conjunto con su exalumno y compatriota Francisco Varela, se llama "autopoiesis".

"La pregunta básica que me hice fue qué es lo vivo y qué muere, o qué tiene que estar pasando en su interioridad en un ente para que yo, mirándolo desde afuera, pueda decir que es un ser vivo", dijo Maturana a BBC Mundo.

Su teoría, publicada en una serie de trabajos desde principios de los años 70, fue "revolucionaria porque dio una respuesta para lo que antes no había", agregó.

Crearse a uno mismo 

La obra de Maturana se centra en un término que acuñó combinando dos palabras del griego: "auto" (a sí mismo) y "poiesis" (creación). 

"Los seres vivos somos sistemas autopoiéticos moleculares, o sea, sistemas moleculares que nos producimos a nosotros mismos, y la realización de esa producción de sí mismo como sistemas moleculares constituye el vivir", afirmó el biólogo. 



Según su teoría, todo ser vivo es un sistema cerrado que está continuamente creándose a sí mismo y, por lo tanto, reparándose, manteniéndose y modificándose. 

El ejemplo más simple quizás sea el de una herida que sana.

La prestigiosa Enciclopedia Británica, que enlista a la autopoiesis como una de las seis grandes definiciones científicas de vida, explica: "A diferencia de las máquinas, cuyas funciones gobernantes son insertadas por diseñadores humanos, los organismos se gobiernan a sí mismos".

"Los seres vivos -agrega- mantienen su forma mediante el continuo intercambio y flujo de componentes químicos", los cuales son creados por el propio sistema.

Pero Maturana y Varela no solo respondieron qué es la vida, sino también qué es la muerte.

La autopoiesis, dijo Maturana a BBC Mundo, "tiene que estar ocurriendo continuamente, porque cuando se detiene, morimos".

El científico filósofo 

"Antes usted le preguntaba a un biólogo cómo es un ser vivo y no sabía qué contestar", contó Maturana. Sin embargo, tras publicar su teoría, "el vivir pasó a ser explicable"

"Es un fenómeno de una dinámica molecular que constituye entidades discretas que son los seres vivos", dijo el biólogo, quien también se define como filósofo. De hecho, las palabras de Maturana muchas veces suenan más a una reflexión intelectual sobre la vida que a una definición científica y objetiva de la misma.

Por ejemplo, para explicar ese cambio de paradigma que incitaron, afirmó: "Lo central es mirar el modo de vivir entre las distintas clases de seres vivos y eso contesta la pregunta de qué es estar vivo: no es la vida como una entelequia, sino que es la vida o el vivir como un proceso".


martes, 11 de junio de 2019

Estructuras Disipativas


 

Las estructuras disipativas constituyen la aparición de estructuras coherentes, auto-organizadas en sistemas alejados del equilibrio. Se trata de un concepto de Ilya Prigogine, que recibió el Premio Nobel de Química «por una gran contribución a la acertada extensión de la teoría termodinámica a sistemas alejados del equilibrio, que sólo pueden existir en conjunción con su entorno». El término estructura disipativa busca representar la asociación de las ideas de orden y disipación. El nuevo hecho fundamental es que la disipación de energía y de materia, que suele asociarse a la noción de pérdida y evolución hacia el desorden, se convierte, lejos del equilibrio, en fuente de orden


En el equilibrio o cerca de él, no se produce nada interesante, todo es lineal. Donde pueden ocurrir cosas sorprendentes es lejos del equilibrio: si llevamos un sistema lo bastante lejos del equilibrio, entra en un estado inestable con relación a las perturbaciones en un punto llamado de bifurcación. A partir de entonces la evolución del sistema está determinada por la primera fluctuación, al azar, que se produzca y que conduzca al sistema a un nuevo estado estable. Una fluctuación origina una modificación local de la microestructura que, si los mecanismos reguladores resultan inadecuados, modifica la macroestructura. Lejos del equilibrio, la materia se auto-organiza de forma sorprendente y pueden aparecer espontáneamente nuevas estructuras y tipos de organización que se denominan estructuras disipativas. Aparece un nuevo tipo de orden llamado orden por fluctuaciones : si las fluctuaciones del ambiente aumentan fuera de límite, el sistema, incapaz de disipar entropía a ese ambiente, puede a veces "escapar hacia un orden superior" emergiendo como sistema más evolucionado. En estos nuevos tipos de estructuras y orden se basan la vida, la organización de un termitero, los ecosistemas y las propias organizaciones y sociedades humanas. Pero lo más importante es que este nuevo orden en el que el determinismo y el azar se llevan de la mano si que es un universal. Estas estructuras, al igual que la vida no aparecen y progresan por pura casualidad o accidente como se creía.

Una estructura disipativa se caracteriza por la aparición espontánea de ruptura de simetría (anisotropía) y la formación de estructuras complejas, a veces caóticas , donde las partículas que interactúan exhiben correlaciones de largo alcance. Los ejemplos en la vida cotidiana incluyen convección , flujo turbulento , ciclones , huracanes y organismos vivos . Los ejemplos menos comunes incluyen los láseres , las células de Bénard , el grupo de gotas y la reacción de Belousov-Zhabotinsky.

Una forma de modelar matemáticamente un sistema disipativo se da en el artículo sobre conjuntos errantes : implica la acción de un grupo en un conjunto medible .

Los sistemas disipativos también pueden usarse como una herramienta para estudiar sistemas económicos y sistemas complejos . Por ejemplo, un sistema disipativo que involucra el autoensamblaje de nanocables se ha utilizado como modelo para entender la relación entre la generación de entropía y la robustez de los sistemas biológicos. 


Estructuras Disipativas en la Termodinámica.

El término estructura disipativa fue acuñado por el químico físico ruso-belga Ilya Prigogine , quien recibió el Premio Nobel de Química en 1977 por su trabajo pionero en estas estructuras. Las estructuras disipativas consideradas por Prigogine tienen regímenes dinámicos que pueden considerarse estados estacionarios termodinámicos y, a veces, al menos pueden describirse mediante principios extremos adecuados en la termodinámica sin equilibrio .

En su conferencia Nobel,  Prigogine explica cómo los sistemas termodinámicos alejados del equilibrio pueden tener un comportamiento radicalmente diferente al de los sistemas cercanos al equilibrio. Cerca del equilibrio, se aplica la hipótesis del equilibrio local y las cantidades termodinámicas típicas, como la energía libre y la entropía, pueden definirse localmente. Uno puede asumir relaciones lineales entre el flujo (generalizado) y las fuerzas del sistema. Dos resultados célebres de la termodinámica lineal son las relaciones recíprocas de Onsager y el principio de producción de entropía mínima.  Después de los esfuerzos para extender tales resultados a sistemas lejos del equilibrio, se encontró que no se mantienen en este régimen y se obtuvieron resultados opuestos.

Una forma de analizar rigurosamente tales sistemas es estudiando la estabilidad del sistema lejos del equilibrio. Cerca del equilibrio, se puede mostrar la existencia de una función Lyapunov que garantiza que la entropía tiende a un máximo estable. Las fluctuaciones se amortiguan en la vecindad del punto fijo y una descripción macroscópica es suficiente. Sin embargo, lejos del equilibrio, la estabilidad ya no es una propiedad universal y puede romperse. En sistemas químicos, esto ocurre con la presencia de reacciones autocatalíticas , como en el ejemplo del Brusselator . Si el sistema se mueve más allá de un cierto umbral, las oscilaciones ya no se amortiguan, sino que pueden amplificarse. Matemáticamente, esto corresponde a una bifurcación de Hopf.donde aumentar uno de los parámetros más allá de un cierto valor lleva a limitar el comportamiento del ciclo . Si se toman en cuenta los efectos espaciales a través de una ecuación de reacción-difusión , surgen correlaciones de largo alcance y patrones ordenados espacialmente, como en el caso de la reacción de Belousov-Zhabotinsky . Los sistemas con tales estados dinámicos de materia que surgen como resultado de procesos irreversibles son estructuras disipativas.

Investigaciones recientes han visto la reconsideración de las ideas de Prigogine sobre las estructuras disipativas en relación con los sistemas biológicos.

El marco de las estructuras disipativas como un mecanismo para comprender el comportamiento de los sistemas en un intercambio constante de energía ha sido exitoso en diferentes campos y aplicaciones de la ciencia, como en la óptica , dinámica de la población y crecimiento y estructuras quimomecánicas

Origen de la Teoría del Caos

El caos y los fractales son parte de un tema más amplio, la dinámica, rama de la física que empezó a mediados de 1600 cuando Isaac Newton descubrió las ecuaciones diferenciales, las leyes de movimiento y la gravitación general. Con estos elementos Newton resolvió problemas de dos cuerpos que interactúan por medio de la gravedad pero, lo que de verdad le llamaba la atención era el movimiento de la Luna y su generalización conocida con el nombre de problema de los tres cuerpos. Las siguientes generaciones de matemáticos y físicos trataron problemas de tres cuerpos y notaron que resultaban mucho más difíciles que los problemas de dos cuerpos, hasta el punto de darlos como imposibles.

 En 1776 el matemático francés Pierre Simon de Laplace comenzó a publicar los 5 volúmenes del Traité de Mécanique Céleste, donde el autor afirmaba categóricamente que, si se conociera la velocidad y la posición de todas las partículas del Universo en un instante, se podría predecir su pasado y su futuro. Durante más de 100 años su afirmación pareció correcta y, por ello, se llegó a la conclusión de que el libre albedrío no tenía espacio en mecánica clásica, ya que todo estaba determinado por el estado del Universo en un tiempo anterior. El determinismo laplaciano consistía en afirmar que, si se conocen las leyes que gobiernan los fenómenos estudiados (y estas son deterministas como en mecánica clásica), se conocen las condiciones iniciales y se es capaz de calcular la solución, entonces se puede predecir con total certeza el futuro del sistema estudiado.

 A finales del siglo XIX Henri Poincaré (1854-1912), matemático francés, introdujo un nuevo punto de vista al preguntarse si el Sistema Solar sería estable para siempre. Poincaré fue el primero en pensar en la posibilidad del caos, en el sentido de un comportamiento que dependiera sensiblemente en las condiciones iniciales. En 1903 Poincaré postulaba acerca de lo aleatorio y del azar en los siguientes términos:

"El azar no es más que la medida de la ignorancia del hombre." 

 Reconociendo, a la vez, la existencia de innumerables fenómenos que no eran completamente aleatorios, sino que simplemente no respondían a una dinámica lineal; aquellos donde pequeños cambios en las condiciones iniciales conducían a enormes cambios en el resultado.

 Algunas propiedades identificadas por Poincaré y que hacían imposible la predicción a largo plazo se encontraron en la práctica en sistemas físicos tales como el clima, la sangre fluyendo a través del corazón, las turbulencias, las formaciones geológicas, los atascos de vehículos, las epidemias, la bolsa y la forma en que las flores florecen en un prado.

El comienzo de la reciente historia del caos se sitúa en la década de 1950 cuando se inventaron los ordenadores y se desarrollaron algunas intuiciones sobre el comportamiento de los sistemas no lineales. Esto es, cuando se vieron las primeras gráficas sobre el comportamiento de estos sistemas mediante métodos numéricos.

En 1963 Edward Lorenz trabajaba en unas ecuaciones, las mundialmente conocidas como ecuaciones de Lorenz, que esperaba predijeran el tiempo en la atmósfera, y trató mediante los ordenadores de ver gráficamente el comportamiento de sus ecuaciones. Los ordenadores de aquella época eran muy lentos, por eso se dice que Lorenz fue a tomar un té mientras el ordenador hacía los cálculos, y cuando volvió se encontró con una figura que ahora se conoce como atractor de Lorenz. Pensó que se había cometido algún error al ejecutar el programa y lo intentó repetidas veces, logrando siempre el mismo resultado hasta que se dio cuenta de que algo pasaba con el sistema de ecuaciones simplificado con el que estaba trabajando. Después de estudiar detenidamente el problema y hacer pruebas con diferentes parámetros (tanto iniciales como las constantes del sistema), Lorenz llegó a la conclusión de que las simulaciones eran muy diferentes para condiciones iniciales muy próximas. Al llegar a la misma, recordó que en el programa que él había creado para su sistema de meteorología con la computadora Royal McBee, se podían introducir un máximo de 3 decimales para las condiciones iniciales, aunque el programa trabajaba con 6 decimales y los 3 últimos decimales que faltaban se introducían aleatoriamente. Lorenz publicó sus descubrimientos en revistas de meteorología, pasando desapercibidos durante casi una década.

 La década de 1970 fue el boom del caos. En 1971 David Ruelle y Floris Takens propusieron una nueva teoría para la turbulencia de fluidos basada en un atractor extraño. Años después el ecólogo teórico Robert May en 1976 encontró ejemplos de caos en dinámica de poblaciones usando la ecuación logística discreta. A continuación llegó el más sorprendente descubrimiento de todos de la mano de Feigenbaum. Él descubrió que hay un conjunto de leyes universales concretas que diferencian la transición entre el comportamiento regular y el caos, por tanto, es posible que dos sistemas evolucionen hacia un comportamiento caótico igual.

Autopoiesis

Humberto Maturana
Es la capacidad que tiene un sistema para, a pesar de no estar en equilibrio, mantener una estabilidad estructural absorbiendo energía del entorno o autorregulándose continuamente. Al igual que los seres vivos, los sistemas autopoiéticos son capaces de mantener su autonomía y una continuidad de sus pautas.

 El concepto de autopoiesis fue formulado por el biólogo chileno Humberto Maturana al intentar dar una definición a la organización de los organismos vivos. Un sistema vivo, Propiedades y Características Según Humberto Maturana, se caracteriza por la capacidad de producir y reproducir por sí mismo los elementos que lo constituyen, y así define su propia unidad: cada célula es el producto de un retículo de operaciones internas al sistema del cual ella misma es un elemento; y no de una acción externa.

La teoría de los sistemas sociales adopta el concepto de autopoiesis y amplía su importancia. Mientras en el ámbito biológico se aplica exclusivamente a los sistemas vivos, según Luhmann se individualiza un sistema autopoiético en todos los casos en los que se está en la posibilidad de individualizar un modo específico de operación, que se realiza al y sólo al interior. De esta manera se individualizan dos niveles ulteriores de constitución de sistemas autopoiéticos, caracterizados cada uno de ellos por operaciones específicas: sistemas sociales y sistemas psíquicos.

Las operaciones de un sistema social son las comunicaciones, que se reproducen con base en otras comunicaciones reproduciendo de esta manera la unidad del sistema, mientras no se presenten comunicaciones fuera de un sistema social. Las operaciones de un sistema psíquico son los pensamientos y no se dan pensamientos más allá del interior de una conciencia.

Todos los sistemas autopoiéticos se caracterizan por la clausura operativa. Con este concepto se indica el hecho de que las operaciones que llevan a la producción de elementos nuevos de un sistema dependen de las operaciones anteriores del mismo sistema y constituyen el presupuesto para las operaciones ulteriores: esta clausura constituye la base de la autonomía del sistema en cuestión y permite distinguirlo de su entorno. Sólo una conciencia puede pensar (pero no puede transferir sus propios pensamientos al interior de otra conciencia, debe pasar por la comunicación). Vida, pensamiento y comunicación son niveles distintos de autopoiesis, caracterizados cada uno por la propia autonomía.

Las tres propiedades fundamentales que caracterizan al fenómeno autopoiético son:


  1. La autonomía; una autonomía de lo orgánico que significa que sólo desde la perspectiva de la célula se puede determinar lo que le es relevante y, sobre todo, lo que le es indiferente.
  2.  La clausura operacional; las operaciones son cerradas y sus componentes son producidos en el interior de un proceso recursivo que se lleva a cabo dentro de una retícula clausurada. 
  3. La autoconstrucción de estructuras; es decir, en la célula, en la producción de sus propios cambios estructurales, no existe una intervención causal del entorno en el sistema sin que el mismo sistema lo provoque; todo cambio de estructuras es autoinducido. 

lunes, 10 de junio de 2019

¿Qué es la teoría del caos?



El caos es la ciencia de las sorpresas, de lo no lineal y lo impredecible. Nos enseña a esperar lo inesperado. Mientras que la ciencia tradicional trata con fenómenos supuestamente predecibles como la gravedad, la electricidad o las reacciones químicas, la Teoría del Caos trata con cosas no lineales que son efectivamente imposibles de predecir o controlar, como la turbulencia, el clima, el mercado de valores, nuestros estados cerebrales, etc. Estos fenómenos son a menudo descritos por las matemáticas fractales, que capturan la complejidad infinita de la naturaleza. Muchos objetos naturales exhiben propiedades fractales, incluidos paisajes, nubes, árboles, órganos, ríos, etc., y muchos de los sistemas en los que vivimos exhiben un comportamiento complejo y caótico. Reconocer la naturaleza caótica y fractal de nuestro mundo puede darnos una nueva perspectiva, poder y sabiduría. Por ejemplo, al comprender lo complejo, La dinámica caótica de la atmósfera, un piloto de globo puede "dirigir" un globo a una ubicación deseada. Al comprender que nuestros ecosistemas, nuestros sistemas sociales y nuestros sistemas económicos están interconectados, podemos esperar evitar acciones que puedan llegar a ser perjudiciales para nuestro bienestar a largo plazo.


Principios del caos



  • El efecto mariposa: este efecto otorga el poder de provocar un huracán en China a una mariposa que aletea sus alas en Nuevo México. Puede llevar mucho tiempo, pero la conexión es real. Si la mariposa no hubiera batido sus alas en el punto justo en el espacio / tiempo, el huracán no habría ocurrido. Una forma más rigurosa de expresar esto es que pequeños cambios en las condiciones iniciales conducen a cambios drásticos en los resultados. Nuestras vidas son una demostración continua de este principio. ¿Quién sabe cuáles serán los efectos a largo plazo de enseñar a millones de niños sobre el caos y los fractales?
  • Impredecibilidad: dado que nunca podemos conocer todas las condiciones iniciales de un sistema complejo con suficiente detalle (es decir, perfecto), no podemos esperar predecir el destino final de un sistema complejo. Incluso errores leves en la medición del estado de un sistema se amplificarán dramáticamente, haciendo que cualquier predicción sea inútil. Dado que es imposible medir los efectos de todas las mariposas (etc.) en el mundo, la predicción meteorológica precisa a largo plazo siempre será imposible.
  • Orden / Desorden :El caos no es simplemente desorden. El caos explora las transiciones entre orden y desorden, que a menudo ocurren de maneras sorprendentes.
  • Mezcla: la turbulencia garantiza que dos puntos adyacentes en un sistema complejo terminarán finalmente en posiciones muy diferentes después de que haya transcurrido algún tiempo. Ejemplos: dos moléculas de agua vecinas pueden terminar en diferentes partes del océano o incluso en diferentes océanos. Un grupo de globos de helio que se lancen juntos eventualmente aterrizará en lugares drásticamente diferentes. La mezcla es completa porque la turbulencia se produce en todas las escalas. Tampoco es lineal: los fluidos no se pueden mezclar.
  • Comentarios: los sistemas a menudo se vuelven caóticos cuando hay comentarios presentes. Un buen ejemplo es el comportamiento del mercado de valores. A medida que el valor de una acción sube o baja, las personas se inclinan a comprar o vender esa acción. Esto, a su vez, afecta aún más el precio de la acción, causando que suba o baje caóticamente.
  • Fractales : Un fractal es un patrón interminable. Los fractales son patrones infinitamente complejos que se asemejan a diferentes escalas. Se crean repitiendo un proceso simple una y otra vez en un ciclo de retroalimentación en curso. Impulsados ​​por la recursión, los fractales son imágenes de sistemas dinámicos: las imágenes del Caos. Geométricamente, existen entre nuestras dimensiones familiares. Los patrones fractales son extremadamente familiares, ya que la naturaleza está llena de fractales. Por ejemplo: árboles, ríos, costas, montañas, nubes, conchas marinas, huracanes, etc.